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Seguramente has visto fotografías de las mundialmente famosas playas de Léucade. Al llegar, te darás cuenta de inmediato que son mucho más hermosas en la vida real que en las fotos. Léucade (o Leucas) conoce la receta de las vacaciones de verano perfectas: hospitalidad, buena vibra y fácil acceso. Las playas de Kathisma, Egremni y Porto Katsiki — consideradas entre las más bellas del Mediterráneo– — han ganado fama internacional y cada año son galardonadas con la Bandera Azul.
Windsurf, kitesurf, parapente, submarinismo, vuelos en avioneta, equitación, ciclismo de montaña, navegación a vela por islotes circundantes como Skorpios... en esta isla nunca te quedarás sin nada que hacer. La acogedora ciudad de Léucade te invita a empaparte en su cultura caminando por sus callejones, escuchando su música folclórica, disfrutando de un buen plato de lentejas Englouvi en la festividad del día de Agios Donatos y conociendo a los famosos bouranelous, fanáticos de la pesca con anzuelo que viven en la isla. Sumérgete en el mundo mágico de Léucade.
¿Estás listo para darte un chapuzón en el paraíso? Aquí es donde una combinación de azur y turquesa choca frente a frente con el blanco de las arenas, el blanco de los acantilados o el blanco de los guijarros lisos y redondeados. Playas, bahías y acantilados exóticos se hunden en el mar a la vez que un bosque de pinos de embriagador encanto se tumba seductoramente sobre la costa. ¡Y qué costa! Porto Katsiki (la estrella de la isla), Kathisma, Egremni, Milos, Pefkoulia, Myli, Ammoglossa... nombres que se quedaran grabados en tu memoria. Cada chapuzón será una experiencia inolvidable.
En Nidrí, fila tras fila de mástiles se balancean al ritmo del viento, siempre prestos para hacerse a la mar. Suelta las amarras y navega por las aguas azules del Jónico para disfrutar de escondites maravillosos como Pringiponisa, Meganisi, Kalamos y Kastos.
Cerca de Nidrí, encontrarás Skorpios, una pequeña isla que fungió como refugio veraniego del legendario magnate naviero Aristóteles Onassis. La compró en 1963 y luego la decoró con todo tipo de árboles y plantas exóticas. Elizabeth Taylor, Richard Burton, Winston Churchill, reyes, duques, magnates de la industria de transporte marítimo y, por supuesto, Jackie O... todos estuvieron presentes en las famosas fiestas y celebraciones en Skorpios y en el yate de Onassis, Christina, donde fueron testigos de la magia del mar Jónico. El empresario fue enterrado aquí en 1975.
Alista la tabla, la botavara y la vela... vamos a windsurfear en Vasiliki y Ai Gianni, dos playas amadas por los windsurfistas y sede de la Regata Internacional. Si te encanta el kitesurf, entonces dirígete a Myli, ubicada cerca de la ciudad de Léucade. Y si eres aún más valiente, vuela en parapente en la hermosa playa de Kathisma. O surca los cielos en una de las avionetas del Aeroclub.
Al llegar, el cabo Léucade te enamorará con su energía latente. A 60 metros sobre el nivel del mar, donde actualmente hay un faro, se encontraba el templo de Lefkata Apollona, un sitio donde se hacían sacrificios para los dioses antiguos.
Los sacrificios para los dioses fueron eventualmente reemplazados por los sacrificios de amantes desesperados. El dramático acantilado blanco fue bautizado como el Salto de Safo, en honor a la poetisa del mismo nombre, quien supuestamente fue la primera en saltar desde allí en el 570 a. C. También se le conoce por el nombre de Kavos tis Kyras (El Cabo de la Dama), debido a las jóvenes enamoradas que encontraron la muerte allí.
Cuando entres a la ciudad, serás recibido por el castillo. En el año 1300, la isla de Léucade fue otorgada como dote al líder veneciano Giovanni Orsini, quién la fortificó construyendo siete baluartes en siete puntos distintos. En el interior, encontrarás la iglesia de Agia Mavra, patrona de Léucade, cuya festividad se celebra con un gran festín el 3 de mayo. Desde el castillo hasta el lado noroeste de la ciudad, hay una delgada franja de tierra de 7 km de longitud que rodea la laguna Gyra. La villa roja de Kalkani, los molinos de viento y las casas de los pescadores, junto con numerosas especies de aves protegidas, adornan este singular humedal.
Al igual que la brisa fresca, recorrerás los callejones de la ciudad, donde te esperan unas cuantas sorpresas: plazas, tiendas e iglesias alegres, arquitectura de los siglos XVII y XVIII, campanarios impresionantes, templos exquisitos e íconos jónicos. Aquí te sorprenderán las coloridas fachadas de chapa de los pisos superiores de las casas. Se trata de un ingenioso truco ideado para minimizar los daños causados por terremotos.
Aquí los coches están prohibidos, así que tendrás que explorar este asentamiento tradicional a pie. Es un pequeño y encantador puerto deportivo donde —entre árboles, tabernas de pescado, cafés y bares a la orilla del mar— abundan los pequeños hoteles y las cabañas de piedra. Desde aquí puedes tomar un caique hasta la exótica y cercana playa de Myli.
La arboleda, que cubre el lado occidental de la ciudad, fue plantada por orden de los venecianos en el siglo XVII. Disfrutarás de una caminata o un paseo en bicicleta a través de olivos inmortales.
Sigue el camino enmarcado por plátanos de sombra hasta que tengas ante tus ojos una vista única: el agua cayendo en cascada con gran fuerza sobre enormes rocas en un lago de color azul radiante. No podrás resistir el deseo de darte un chapuzón.
Si bien son pequeñas, tienen mucho sabor. El día de la festividad de Agios Donatos (7 de agosto), en la meseta sobre el pueblo, estas lentejas son cocinadas en grandes calderos por las mujeres del pueblo. ¡Un festival de sabores servido en tu plato!