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Contemplas el ahora sereno valle que se extiende hacia el mar en Grecia Central. El río Esperqueo y el paso de los siglos domesticaron y ampliaron el paisaje de manera tal que el paso ya no fuese estrecho. Pero en tu mente aún visualizas a Leónidas con toda su armadura, listo para la carga. Las imágenes pasan una tras otra por tu mente a medida que comienzas a correr a toda velocidad a través de la historia de la Antigua Grecia. Ves el sitio tal y como era en los tiempos de Leónidas: un paso realmente estrecho, con hordas de persas por un lado y un puñado de griegos por el otro. Casi se puede escuchar el choque del acero y los gritos de los heridos. El verdadero significado de heroísmo y la gloria de morir por la idea de la libertad se revelan ante tus ojos. El poder y la fuerza del simbolismo del sitio te mueven más de lo que esperas.
En las palabras del poeta
Termópilas
Honor a aquellos que en sus vidas
se dieron por tarea el defender Termópilas.
Que del deber nunca se apartan;
justos y rectos en todas sus acciones,
pero también con piedad y clemencia;
generosos cuando son ricos, y cuando
son pobres, a su vez en lo pequeño generosos,
que ayudan igualmente en lo que pueden;
que siempre dicen la verdad,
aunque sin odio para los que mienten.
Y mayor honor les corresponde
cuando prevén (y muchos prevén)
que Efialtes ha de aparecer al fin,
y que finalmente los medos pasarán.
El famoso poeta griego Constantino Cavafis escribió estas palabras en honor a los héroes de las Termópilas.
En la antigüedad, el paso de las Termópilas, entre el monte Calídromo y el golfo Maliaco, era la única ruta práctica para que grandes ejércitos llegaran al sur de Grecia y, por tanto, el sitio de muchas escaramuzas. La batalla más famosa ocurrió en el 480 a. C., cuando 300 espartanos bajo el mando del rey Leónidas, junto con 700 tespios, retrasaron al vasto ejército de Jerjes en una legendaria última defensa, seguida de la traición de Efialtes, quien mostró a los persas cómo flanquear a las fuerzas griegas.
Un monumento que representa a Leónidas con toda su armadura fue erigido frente a la colina histórica de Kolonos, en la entrada central del antiguo paso donde se libró la etapa final de la batalla. Montones de puntas de lanza de bronce y hierro del siglo V a. C. han sido desenterradas al pie de la colina. En el pasado, la carretera nacional Atenas-Lamia pasaba por aquí, pero la nueva carretera nacional requiere que uses la salida en Themopyles o Kamena Vourla si quieres visitar el monumento.
Según la mitología, las aguas termales de la zona fueron creadas por Hefesto a solicitud de Atenea, quien deseaba ofrecerlas a Hércules como regalo. El moderno spa fue construido en 1935 y, en consecuencia, el pueblo de Thermopyles (cuyo nombre significa "Puertas Calientes") se convirtió en un importante complejo turístico y spa en Grecia Central.
Aquellos que realizan largos viajes por la carretera nacional deben tomar en cuenta que Kamena Vourla es un buen lugar para tomar un café bajo la sombra de los árboles a orillas del mar. Además, es un complejo vacacional que cuenta con aguas termales, hoteles, restaurantes y tiendas. El spa, construido a los pies del monte Knimi, está rodeado de playas.
Seis cisternas alimentadas por aguas termales revitalizan y vigorizan a los bañistas.
Esta ciudad costera cerca de Kamena Vourla es el punto de partida de los ferris hacia Skíathos, Alónissos, Skópelos y otras islas en el Egeo Norte. Si dispones del tiempo suficiente, puedes darte un chapuzón en una playa cercana.
A unos 4 km por encima de la ciudad balneario de Kamena Vourla, encontrarás el Monasterio de Metamorfosi Sotiros (Transfiguración del Salvador). Desde el balcón del monasterio, siente el aura que emana este lugar sagrado y disfruta de la increíble vista al mar.